La cocina en Versalles, se quiere a la imagen del método, debe ser rica, suntuosa y complicada. Dado que Dios dotó a Luis XIV con un salvaje apetito, los funcionarios de bocas se dedican a la cocina, para preparar la comida del soberano.
Para el desayuno, el rey toma simplemente una taza de caldo en invierno, y en verano se satisface fácilmente con un zumo de fruta. Un funcionario de boca se entrevista con él, y le propone distintas cartas para las comidas del día. Chaques servicios constan de varios platos, el rey elige a la piedra de su humor los que le agrada y no esta obligado a tragarlos todos. Según que su majestad haya pedido pequeño o muy pequeño cubierto, la comida es más o menos abundante, pero incluye al menos las sopas, las entradas y los rôts.
El pequeño cubierto tiene lugar a las 13 horas, el rey penetra entonces en la sala y se instala de cara a las ventanas con los cortesanos parados alrededor de la mesa. Se trae una tabla cuadrada, cubierta de una capa sobre la cual se dispone lo simple necesario envuelto en una toalla. Para el gran cubierto, el ceremonial es un tanto diferente. El rey cena en público y con su cercana familia. Cabeza desnuda, el soberano se sienta solo a la mesa, la espalda vuelta a la chimenea. A la derecha y a la izquierda
tiene a sus hijos, y pequeños y pequeñas niñas de la corte. Generalmente, a las 22, el ujier anuncia la fórmula que inaugura la comida: ¡"Señores, la carne del rey!" ".
Con la esperanza de ser percibidos, un mar de cortesanos se presiona en arco de círculo alrededor de la mesa real. Los familiares, los duques y las duquesas que gozan del privilegio del taburete, colocados detrás del rey y más atrás los señores. Delante del rey, se encuentra una bandeja, la nave de oro grabada ofrece las especias, la pimienta y el vinagre así como los cubiertos. Luis XIV prueba sus carnes con sus cubiertos, los maneja con una gran destreza. Después de tener cuidado en la detección de posible traza de veneno, el primer servicio podrá ser depositado y, los principales funcionarios se sientan detrás de Luis XIV: el capitán de los guardias, el primer amo de hotel, el primer médico etc etc...
Tras cada servicio, un criado aporta una toalla mojada al rey, de tal manera que éste tiene siempre las manos limpias... Si el soberano desea que lo vuelvan a servir, llama, llega entonces el échanson que se inclina delante del rey y toma un platillo de oro surtido de un vidrio cubierto y de dos garrafas, una de agua y una de vino. Acompañado del jefe de échansonnerie-bo así como de la ayuda del cubilete, el hombre se acerca a la mesa hace su reverencia y presenta el vidrio y las garrafas al soberano que se sirve solo.
Se le presenta generalmente un vino de Champaña rojo y no espumoso más tarde, Fagon, médico del soberano le aconsejará un vino de Borgoña. Se tiene en cuenta que para una tabla de siete huéspedes, la comida incluye 14 platos de entradas, 4 asados y tantas ensaladas y 6 postres, lo que hace en total 28 platos. Durante su comida que honra ampliamente, el rey ve enmarañar ante él algunos platos: en entrada una pierna de oveja al real, o también de los?ufs esbozados Lully. Siguen asados, redes de ciervos a los perdigones truffés o módulos de ternero asados, el conjunto adornado de remolachas y otras achicorias que proceden de la huerta del Quintinie.
Luis XIV tiene un gusto muy pronunciado para las frutas y hortalizas y gracias a la huerta que ha hecho arreglar por Jean del Quintinie, puede probar todas las clases de verduras. En particular, los pequeños guisantes de los cuales es muy codicioso. Se ve entonces aparecer ante la Corte de la Francia las coliflores, de las patatas, las espinacas, las judías que se prueban acompañados de?ufs duros. La comida se termina a menudo con frutas que Luis XIV prefiere a las reposterías. Todo el ceremonial el gran cubierto dura tres cuarto de hora. Terminada la comida del rey, reanudará un cotejo en final según mediodía después de la caza. Estos cotejos tienen a menudo lugar en los jardines de Versalles. Se presentan los platos fríos: carnes heladas, paté, frutas y reposterías presentadas en forma de pirámides decoradas de flores. El cotejo precede generalmente un espectáculo seguid del cenado que tiene lugar entre las 20 y 22 y que, contrariamente al almuerzo, tiene lugar en presencia de la familia real.
Las tardes de apartamentos: tienen lugar en los salones de Apolo, Mercurio, Marzo y de Diana, el lunes, miércoles y jueves de los meses de invierno. La Corte va a divertirse de 19 a las 22. Cada sala tiene una asignación precisa. El salón de Apolo donde esta el trono, se convierte en sala de danza, a la familia real le agrada jugar en el salón de Mercurio. El salón de Marte sirve de sala de juego, conciertos y baile, y el salón de Diana es el recinto del espléndido billar de terciopelo rojo con el cual, Luis XIV gusta disputar algunas partidas acompañado de los mejores jugadores de la Corte.
En el salón de la abundancia se elaboran tres aparadores y se encuentran las bebidas calientes como el café el té o también el chocolate así como refrescos, licores, sorbetes y aguas frutas. En torno al salón de Venus, esta dispuesto sobre varias mesas un maravilloso cotejo compuesto de pastas de frutas y mermeladas seca siempre en forma de pirámides, todo ello en un decorado floral.